Argia Acarregui, investigadora del Laboratorio de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), explicó que “La gran versatilidad de este sistema permite la fabricación de microcápsulas de diferente tamaño y composición celular, de forma que las células encapsuladas puedan emplearse para el tratamiento de diversas enfermedades, tales como las neurodegenerativas, las hepáticas, las cardiovasculares y las endocrinas, entre otras"
La microencapsulación de células es un método farmacéutico para la liberación controlada de productos terapéuticos durante largos periodos de tiempo. Se trata de una técnica que se encuentra en desarrollo “todavía se encuentra en fase de laboratorio. Se han hecho algunos ensayos en clínica, y donde más se ha avanzado es en el tratamiento de la diabetes: se encapsulan agrupaciones de células pancreáticas y se implantan en animales o personas diabéticas, para que produzcan insulina y regulen los niveles de azúcar”, agrega la investigadora.
Según Acarregui, estos sistemas de liberación de fármacos tienen la ventaja de “secretar continuamente el fármaco que interesa en cada caso”.
Uno de los inconvenientes por resolver antes de que dicha tecnología tenga aplicación clínica están relacionados con la bioseguridad, es decir, la posibilidad de realizar el seguimiento de las microcápsulas implantadas y controlar su localización en tiempo real.
La investigadora abordó los problemas en tres trabajos independientes. En el primero, desarrolló y evaluó un sistema de encapsulación de células marcadas con un agente de contraste. Gracias al agente de contraste, mejoró el seguimiento de las microcápsulas y el sistema de encapsulación aumentó la retención y supervivencia de las células.
En un segundo trabajo, se consiguió evitar la diseminación, se aseguró la localización y se facilitó la extracción de las microcápsulas mediante un hidrogel en el que se introdujeron las células encapsuladas, para que las mantuviera unidas.
Finalmente, en un tercer trabajo, se consiguió una menor respuesta inmunológica del huésped. Para hacer el experimento, se tomaron células de ratón encapsuladas y se introdujeron en ratas, es decir, se hizo un xenotransplante, ya que en este tipo de transplante “el rechazo inmunológico suele ser aún mayor”, explica la investigadora.